La Abadía de Sant Antimo (Abbazia di Sant’Antimo) es un antiguo monasterio benedictino, ahora habitado por canónigos regulares, situado en la provincia de Siena, cerca de Montalcino, Toscana. Su nombre hace referencia a San Antimo de Roma, cuyas reliquias se trasladaron aquí a finales del siglo VIII. Los orígenes de la abadía se remontan a un pequeño oratorio construido aquí, en el lugar de una antigua villa romana, en 352 a la muerte de Anthimus.
En 715 fue cuidado por la diócesis de Chiusi. En 770, los lombardos encargaron la construcción de un monasterio benedictino. En 781, en su viaje de regreso de Roma, Carlomagno dejó su huella en la construcción, aunque la versión según la cual él fue el fundador de la abadía es probablemente una leyenda.
En 814, un documento de Luis el Piadoso la convirtió en abadía imperial. En 1118, tras la donación del patrimonio de Bernardo degli Ardengheschi, se inició la construcción de la nueva iglesia, inspirada en la nueva abadía de Cluny y la iglesia de Vignory.